miércoles, 23 de mayo de 2012

JUVENTUD: Tiempo de Decisión (Parte II)

Decide si te conviene involucrarte

UNA BUENA estrategia a seguir cuando tus amigos te presionen a hacer algo “dudoso” es hacerte las siguientes preguntas:

1. ¿Me sentiré bien conmigo mismo después de hacer esto?
2. ¿Haría esto si mis padres estuvieran aquí?
3. ¿Me gustaría que este hecho apareciera en el periódico?
4. ¿Tendré un mejor futuro si lo hago?
5. Por sobre todo, ¿Lo haría el Señor Jesús si estuviera en mi lugar?

Si cualquiera de las respuestas a estas preguntas es “no” entonces la actividad propuesta por el grupo no es buena. Entonces solo será necesario que decidas en no involucrarte.

Decide si te conservarás sexualmente puro

¿TENDRÁS el valor de mantenerte sexualmente puro hasta el día de la tu boda o, siguiendo la práctica popular, “venderás tu primogenitura por un planto de lentejas”? Lamentablemente, son muchos los jóvenes que, en nombre de la “libertad sexual”, han invadido un terreno sagrado que Dios reservó solo para los esposos; pero ¿pueden hablar de la libertad quienes son capaces de controlar sus propios impulsos?.

¿Quién es el verdaderamente libre: el que domina sus pasiones o el que se deja dominar por ellas? ¿El que decide esperar hasta el matrimonio, para entregarse al ser amado en las mas intimas de las relaciones, o quien irresponsablemente una su cuerpo como un medio para brindar y recibir favores sexuales?

La Gran Decisión

¿CUAL ES LA DESICIÓN más importante en la vida? Sin lugar a dudas, después de la decisión de aceptar a Cristo como salvador, es la elección de quién será nuestro futuro cónyuge. ¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de decidir? Los siguientes pensamientos puedan ayudar:

“Los que piensan en casarse deben pesar cada sentimiento y cada manifestación del carácter de la persona con quien se proponer unir a su suerte. Cada paso dado hacia el matrimonio debe ser acompañado de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y honrar a Dios.

Contando con semejante dirección, acepte la joven como compañero de la vida tan solo a un hombre que posea rasgos de carácter puro y viril, que sea diligente y rebose de aspiraciones, que sea honrado, ame a Dios y le obedezca.

Busque el joven como compañera que este siempre a su lado a quien sea capaz de asumir su parte de las responsabilidades de la vida, y cuya influencia lo ennoblezca, le comunique mayor refinamiento y lo haga feliz en su amor”.

“El ministerio de la Curación” (pág. 277) Elena G. de White.


No pases por alto la Parte I de esta serie, Ver Parte I

0 comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...