domingo, 1 de marzo de 2015

UN MENSAJE PERDIDO PARA NUESTRA GENERACIÓN

Te invito a Leer este documento completo...Es una carta del Pastor Washburn. El último pionero adventista vivo hasta 1955.

Judson Sylvaneous Washburn (1863 – 1955).  El Pastor J. S. Washburn fue el hijo del pionero adventista Calvin Washburn quien se unió al movimiento Millerita de 1840. J. S. Washburn se crió entre los pioneros adventistas y formó su fe y forjó su doctrina en esa rica herencia.

 A los 12 años fue bautizado por James White, y comenzó a predicar el mensaje adventista a los 21. Trabajó en la Conferencia de Iowa y fue delegado en el Congreso General de 1888. Creyente y defensor del Espíritu de Profecía mantuvo una estrecha relación de amistad y fue muy aconsejado por Elena White. Numerosas cartas de Elena White fueron dirigidas hacia él y su esposa. 

En una de esas cartas, mientras era Pastor de la iglesia Adventista de Washington, leemos lo siguiente: “Que el Señor continúe bendiciendo la iglesia en Washington es mi oración. Sé que el Señor me bendijo mientras estaba con ustedes, y Él bendijo a Su pueblo. Muchos cariños a todos en su casa, y muchos cariños a todos aquellos con quienes disfrutamos de agradables consejos en preciosas reuniones. El Señor vive y reina, alabemos Su santo nombre” {The E.G. W. 1888 Materials, p. 853, Chapter Title: To J. S. Washburn and wife}

 El pastor J.S. Washburn se convirtió en un conocido defensor y en un verdadero creyente de los escritos de Elena White y ella lo consideró como un defensor de la Fe una vez dada a los santos.

Sabiendo que la Iglesia Adventista no incorporó la doctrina de la Trinidad hasta 1931 cuando ya habían muerto todos los pioneros y la hermana White, es cuando apreciamos más el significado de esta carta escrita por el anciano y retirado Pastor J.S. Washburn en protesta a la Asociación General y repartida en forma de folleto.

El Pastor Washburn tenía 76 años de edad cuando escribió esta carta... cuando la luz que Dios había dado a los pioneros se estaba extinguiendo...

 Porciones de la Carta escrita por J. S. Washburn (1939)

“La doctrina de la Trinidad es una cruel monstruosidad pagana, que remueve a Jesús de su verdadera posición como Divino Salvador y Mediador. Es verdad que nosotros no podemos medir o definir la divinidad. Está más allá de nuestro finito entendimiento, pero en este tema de la personalidad de Dios la Biblia es muy simple y clara.

 El Padre, el Anciano de Días, es sin principio, eterno. Jesús fue nacido del Padre. Jesús hablando por el Salmista dice: "Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy." Sal. 2:7.

Otra vez en Proverbios 8 (donde se habla de Jesús bajo el título de la sabiduría, Ver 1Cor. 1:24), leemos: "Jehová me poseía en el principio" v.22 "Antes de los abismos fui engendrada. Antes que los montes fuesen formados, Antes de los collados, ya había sido yo engendrada” - v. 24,25  El Hijo declara que él fue engendrado, procreado, nacido de Su Padre (Jehová). Satanás tomó la idea pagana de un monstruo de tres cabezas, con la deliberada intención de despreciar la divinidad, lo ha tejido en el Romanismo como nuestro glorioso Dios, una invención imposible y absurda.

Esta monstruosa doctrina trasplantada del paganismo a la Iglesia Romana Papal procura meter su mala presencia en las enseñanzas del Mensaje del Tercer Ángel…

Y el hecho que Cristo no es el mediador en la Iglesia Romana demuestra que la Trinidad destruye la verdad, que Cristo es el único mediador. La llamada Iglesia Cristiana, el Papado, quién originó la doctrina de la Trinidad, no reconoce a Cristo como el único mediador, y lo substituye con múltiples fantasmas de hombres y mujeres muertas como mediadores. Si usted sostiene la doctrina de la Trinidad, en realidad, Cristo ya no es su mediador…

La entera doctrina de la Trinidad es completamente extraña a toda la Biblia y a las enseñanzas del Espíritu de Profecía. La revelación no da ni la más leve señal de ella. Esta monstruosa idea pagana no tiene lugar alguno en todo el libre universo de nuestro Bendito Padre celestial y de Su Hijo, nuestro Señor y Salvador, Jesucristo  La pagana doctrina Católica del domingo como día de reposo es tan sagrada como la pagana doctrina Católica de la Trinidad…

Los Adventistas del Séptimo Día afirman creer en la Palabra de Dios como la autoridad suprema y afirman haber "salido de Babilonia", haber renunciado para siempre a las vanas tradiciones de Roma. Si volviéramos a creer en la inmortalidad del alma, el purgatorio, el infierno eterno y en el descanso dominical, ¿sería algo menos que apostasía? Si en cambio, salteamos sobre todas estas menores doctrinas secundarias y aceptamos y enseñamos la doctrina raíz, central y principal del Romanismo, la Trinidad, y enseñamos que el real Hijo de Dios no murió, aunque nuestras palabras parezcan ser espirituales, ¿es esto algo menor que una apostasía? ¿No es esta la mismísima Omega de las apostasías? …
No importa cuán amables o hermosos o aparentemente profundos sus sermones o artículos puedan ser, cuando un hombre comienza a enseñar la doctrina Católica pagana de la Trinidad, y de esa forma niega que el Hijo de Dios murió por nosotros, ¿es un verdadero Adventista del Séptimo Día? ¿Es un verdadero predicador del Evangelio? Y cuando muchos lo consideran como un gran maestro y se aceptan sus teorías no bíblicas, absolutamente contrarias al Espíritu de Profecía, es el tiempo en que los centinelas deben hacer sonar la alarma de advertencia.”

{Portions of a letter written by J. S. Washburn in 1939.} (This letter was liked by a conference president so much that he distributed it to 32 of his ministers.)



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