
La investigación revela que los pacientes que sienten el deseo de acercarse a Dios son más propensos a mostrar un buen estado de ánimo, además quienes utilizan la religión como terapia de adaptación presentan niveles muy superiores de respaldo emocional y social.
Entrevistaron a 35 personas con dolor crónico, preguntándoles sobre su estado de ánimo y sus experiencias religiosas e indicaron que sus dolores se habian reducido casi por completo y muchos de ellos manisfestaban la sanación completa de su enfermedades.
"Las personas que controlan el dolor con estrategias religiosas son menos propensas a sufrirlo" concluye por último el estudio.
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