jueves, 20 de diciembre de 2012

LA ESTRATEGIA DEL VATICANO CON LOS JÓVENES ADVENTISTAS

CALIFICA ESTA ENTRADA:

El Club de Conquistadores.

La dirigencia católico-adventista ha prestado mucha atención a la juventud adventista. Saben que ellos son el futuro de la Iglesia, y se han apresurado a hacerles un “lavado de cerebro”. Hace ya muchos años que comenzaron con esta tarea, introduciendo el llamado “Club de Conquistadores”, hermano del Club de “Boys Scouts” de la Iglesia católica. El Vaticano creó a los “Boys Scouts” con la finalidad de disciplinar a sus niños y jóvenes en un sistema militar, para que cuando llegasen a adultos estén acostumbrados a la obediencia a los hombres de la Iglesia, y pudiera disponer de ellos como un ejército de soldados obedientes. 

Con la misma finalidad, los infiltrados católicos crearon el Club de Conquistadores dentro de la Iglesia Adventista. Se trata mediante el mismo de que los jóvenes adventistas no piensen por sí mismos, sino que se acostumbren a la obediencia pasiva a sus autoridades humanas, al estilo católico. Además, se aprovechan las actividades del Club para destruir en todo lo posible la verdadera espiritualidad, reemplazándola por diversiones y entretenimientos mundanales, reduciendo al mínimo posible la aparición de la Palabra de Dios y a nada el Espíritu de Profecía. Se le da al joven lo que al joven le gusta, con la excusa de que sino “se irán al mundo”. Esta terrible trampa engaña a los padres adventistas, que piensan que mientras sus hijos estén en la Iglesia hay esperanza de salvarlos, mientras que se los está llevando a la perdición con las actividades que la misma Iglesia organiza.

Los encuentros de Jóvenes.

Otro aspecto al que se ha prestado mucha atención es al de los Encuentros, o Congresos de Jóvenes. En ellos se trata de educar intensamente a la juventud adventista en la nueva dirección ecuménica que se le quiere dar a la Iglesia. Además de la intensa mundanalidad y el escaso respeto por el sábado, se van agregando paulatinamente cada vez más elementos de acercamiento y familiaridad con Roma. Imágenes, mensajes subliminales, temas de predicación cada vez menos relacionados con el mensaje adventista, y hasta se ha llegado a realizar los Congresos en predios de la Iglesia Católica, poniendo a sí a la vista de la juventud, de por sí débil espiritualmente y sujeta a muchas tentaciones, toda la panoplia pagana del romanismo, y sugiriendo a todos que los líderes católicos son buena gente, que no debemos temer nada de ellos, que no nos van a perseguir, o que si algún día eso acontece, no es el tiempo hoy, aún falta mucho. 

La música es cada vez más mundana, pareciéndose mucho a la de los lugares de baile. El Rock lento, con toda su infernal influencia, se ha popularizado en la música joven adventista.

Los programas de la Sociedad de Jóvenes.

Son éstos cada vez más mundanales, y las cosas espirituales son minimizadas, cuando no tomadas a tono de burla. Juegos, diversiones, piezas teatrales, hechos divertidos en pleno templo, sonrisas y bromas permean las sociedades de jóvenes adventistas. Las reuniones sociales se asemejan cada vez más a una reunión mundana común, con billares, metegoles y todo tipo de competencias. En algunas iglesias, hasta se coloca de fondo una música mundana suave que incita al cuerpo al baile. Cualquier manifestación de fidelidad entre los jóvenes es señalada como fanatismo, y como por lo general ningún joven soporta el verse aislado de su grupo, termina adaptándose a los que lo rodean, convirtiéndose en un tibio y mundano, de lo contrario no tendrá aceptación entre el grupo.

Algo parecido ocurre con las Escuelas y Colegios adventistas, que son cada vez mejores instrumentos del Nuevo Orden Mundial, para mundanalizar a la juventud y prepararla para el ecumenismo total al cual se dirige con pasos apresurados la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyo nombre ha perdido bastante el sentido.

Resultados de esta estrategia.

Los resultados de esta estrategia de los jesuitas para destruir a la juventud adventista están muy a la vista. Hoy en día casi todos los jóvenes adventistas son tibios tirando a fríos espirituales, con una carga muy grande de mundanalidad. Muy pocos entre ellos leen libros del Espíritu de profecía, o se dedican a la obra misionera abnegada. Son más infelices que los mundanos, porque piensan que Dios no tiene nada más para ellos que lo que la Iglesia les ofrece. Se sienten frustrados, impotentes para vencer el pecado, llenos de tentaciones y pecados ocultos. Temen perderse, y por eso mismo no desean oír sobre la Segunda Venida de Cristo ni sobre temas proféticos, porque les da miedo. Su condición es realmente penosa. Quiera Dios que alguna cosa ocurra para sacudir a nuestros jóvenes, y que despierten a su triste realidad antes que sea demasiado tarde.

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