Te imaginas ¿Qué pasaría si tratáramos nuestra Bíblia de la misma forma como tratamos nuestro celular?. Cargaríamos nuestra Biblia en la cartera, en el maletín, en el cinturón o en el bolsillo.
- Le diéramos una ojeada varias veces al día.
- Nos volveríamos para buscarla si la olvidáramos en casa o en la oficina.
- La usaríamos para enviar mensajes a nuestros amigos.
- La trataríamos como si no pudiéramos vivir sin ella.
- La regalaríamos a los chicos, para su seguridad.
- La llevaríamos siempre a cualquier viaje, como auxilio y ayuda.
- La consultaríamos en todo momento.
- La limpiamos si tiene polvo.
- La limpiamos si tiene polvo.
- La Biblia no se queda sin señal y no se descarga
- Nos podemos conectar con ella en cualquier lugar.
- No precisamos preocuparnos por la falta de crédito porque Jesús ya pagó la cuenta, y los créditos no tienen fin.
- Nos podemos conectar con ella en cualquier lugar.
- No precisamos preocuparnos por la falta de crédito porque Jesús ya pagó la cuenta, y los créditos no tienen fin.
Y lo mejor de todo: no se corta la comunicación y la carga de batería es para toda la vida.
'Busca al Señor mientras puede ser hallado, llámelo porque está cerca'(Isaías 55.6)
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