El episodio retrata la emocionante relación de amor y fe entre el centurión romano Fídeas y su siervo Rafael. Al principio de la historia, que cuenta con un paso del tiempo de 15 años, Fídeas comanda un pelotón de 10 soldados romanos y recibe la difícil misión de exterminar al líder de los zelotes, el pueblo hebreo que no se conforma con la ocupación romana en Palestina.
Aunque sea muy fiel al ejército romano, Fídeas no está de acuerdo con la opresora forma de dominación sobre los hebreos y siente una culpa inmensa al deber ejecutar a Mordejai, el líder de los zelotes. Tras saber que a la esposa de Mordejai, Liora, también la ejecutaron, él decide llevar al hijo de la pareja, Rafael, de 5 años, a vivir con su familia en Cafarnaún. Quince años se pasan y Rafael es un siervo de la familia de Fídeas, aunque haya sido criado por él como un hijo.
Los dos conviven en total clima de cariño y complicidad, lo que siempre generó una molestia en Nenia, esposa del centurión. Rafael se vuelve un muchacho de mucha fe, que admira las palabras de Jesucristo. Fídeas también simpatiza con las ideas del mesías, pero no puede asumir que abandonó a las creencias romanas. Sin embargo, cuando Rafael cae gravemente herido después de una pelea contra los zelotes, Fídeas no pensará dos veces antes de recurrir al Maestro de los Maestros.
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