sábado, 26 de mayo de 2012

Serie: TU PUEDES VIVIR CON ESPERANZA

Aquellos fueron los 102 minutos más tenebrosos de la historia de los Estados Unidos. Desde el impacto del primer avión contra la torre norte del World Trade Center (WTC), el día 11 de septiembre de 2001, hasta el derrumbe de la segunda torre pasaron 102 minutos eternos, en que el mundo parecía haber perdido la respiración.

“Un avión chocó contra el WTC, hay fuego y mucho humo, pero no te asustes” le dijo Tony Rocha a su esposa, Marylin Marques, antes de que el teléfono dejara de funcionar. Tony se había casado con Marylin Marques en 1994, ya con el curso de administrador de empresas terminado. Además de ser buen marido y padre. Tony llegó a ser un respetado corredor de bolsa en Wall Street. Trabajaba en la Cantor Fitzgeral Securities, cuyas oficinas estaban en la torre norte del WTC. La Cantor perdió 700 de sus mil empleados, entre ellos Tony que dejó, además de su esposa, dos hijos pequeños.

Cuando viajamos en ómnibus, tren o avión, nos encontramos con muchas personas. Algunas siguen inmersas en libros o periódicos, otras miran por la ventana, indiferentes al pasajero que está a su lado. Miradas perdidas de vidas que vienen y van. ¡Cuántos traumas emocionales: tristezas, desilusiones, sueños frustrados, tragedias, añoranzas! ¿Quién de nosotros no tiene algunas de estas cosas en su equipaje? ¿Cuántas Marylins se arrastran por la vida sin Tonys?

Pero la verdad es que generalmente la mayor parte de la vida no está hecha de desastres o de alegrías extraordinarias. Por el contrario, vivimos casi siempre en la rutina de eventos comunes. En esos momentos es cuando debemos prepararnos para enfrentar los traumas y las tragedias. Pero, ¿cómo? Primero, es bueno saber que Dios desea liberarlo de un pasado de experiencias dolorosas, curando sus traumas y restaurando su equilibrio emocional. Por lo tanto, usted puede mirar el futuro con esperanza, aun sabiendo que habrá experiencias difíciles. La relación constante con Dios en “tiempos de bonanza” es lo que nos fortalece para las tempestades.

Además, es bueno recordar que, conforme dice Fernando Sabino, conocido escritor brasileño, “al fin todo se arregla; si todavía no se arregló es porque todavía no llegó el fin”. Es cierto. La Biblia garantiza que este mundo tendrá un final feliz para los que crean en ello. Será el fin de las tragedias, el fin del dolor, el fin de la muerte. Jesús prometió, en más de dos mil quinientos pasajes bíblicos, que su regreso a la tierra es cierto y que ese evento será la solución para todos los problemas humanos. Y el Maestro nunca mintió.

Es como si pudiéramos oír al Señor diciendo: “Hay fuego y mucho humo, pero no te asustes”; “vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (S. Mateo 11:28). “Busquen primeramente el reino de Dios y todas estas cosas (inclusive la paz) les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”

El sol de la esperanza esta por encima de las nubes de tristezas y tragedias. (S. Mateo 6:33,34). “depositen en él toda ansiedad, por que el cuida de ustedes” (1. S. Pedro 5:7). “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy pues a prepararles lugar. Y si me voy y se lo preparo vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté” (S. Juan 14; 1-3).

Nunca se olvide de que, por encima de las nubes de tragedias y tristezas que envuelven muchas veces nuestra vida, está el sol de la esperanza. Y ese sol tiene nombre: Jesús.

Michelson Borges.

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