Sinopsis:
La historia del diluvio universal enseña a todos los creyentes que tenemos una importante misión de parte de Dios, y es la de anunciar al mundo que ciertamente llegará un día, no muy lejano, en que la Humanidad incrédula recibirá el merecido juicio divino. Ya lo avisó el Señor Jesús: «Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37-39).
No obstante, hay una posibilidad de salvación, porque la puerta del arca aún permanece abierta para todos. Jesucristo declaró: «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo» (Juan 10:9).
A saber, en aquel tiempo nadie creyó el aviso de Dios, excepto Noé y su familia. Después de los muchos años en los que se tardó en construir el arca, la paciencia de Dios llegó a su límite, y lo predicho se cumplió fielmente, quedando la tierra completa anegada en agua.
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